El pasado 30 de noviembre tuve el placer de asistir al Meetup WordPress Collado Villalba, fenomenalmente expuesto por Isabel de Ron. Como aficionado juntaletras me interesaba bastante. Vale, no soy el publicador más rápido del oeste del Río Guadarrama, pero de vez en cuando meto cosillas, y lo mejor, trato de adaptarlas a lo que San Google indica, cual tablas de la ley.
Bueno, indicar, lo que se dice indicar…

A veces uno de deja llevar por rumores y hace caso los expertos del SEO. Algunos de ellos llevan tiempo diciendo “ojo, que Google va a favorecer, de cara al posicionamiento, además de las palabras clave, la extensión del texto. Ahora deberá ser más larga.

Puede, quizá. Me lo creo. A fin de cuentas, uno de los mayores retos de Google es mejorar la segmentación: sus anunciantes deben llegar mejor a sus potenciales clientes. Conforme aumenta el volumen de información en internet, y más gente copia de otros, y hay que escribir más y más rápido, menos eficaz resulta el algoritmo. Ese límite tan majo de los diez resultados tiene efectos secundarios. Uno de ellos es que el usuario, que es el pececillo al que ama el anunciante, se no dure ni dos segundos en cada uno de los cinco primeros resultados de la búsqueda.

Eso es algo que el enunciante considera peligroso, ya que hace que los interesados no lleguen a sus anuncios. También lo considera peligroso Google, que ve como el anunciante puede buscar otras formas de marketing si no obtiene, por lo menos, un resultadillo aceptable. Básicamente, el usuario puede dejar de consumir Google por otros canales más fiables si ve que, cada cinco páginas cuatro no dicen nada relevante o son copias del mismo contenido.

Por otro lado, está claro que, además de muchos consumidores, quizá lo que interesa no sea tanto consumidor de información basura. El consumidor especialista se buscará la vida de otra forma e irá sus canales específicos, rara vez a Google, que puede servirle cualquier cosa.

Pero hasta el consumidor poco exigente tiene un límite.

En su exposición, Isabel de Ron (ver en Linkedin) presentó una pequeña experiencia: buscar una frase sobre un potencial problema de salud de gatos y ver lo que ofrecía Google. La verdad es que en los primeros resultados no salía casi nada. Mucho anuncio de comidas y servicios relacionados con ellos, pero poco sobre el problema en cuestión. Un artículo largo traducido lleno de estadísticas estadounidenses, de poca utilidad. Uno de una clínica veterinaria, que igual tiene algún sentido. Otro fabricado para posicionamiento en la las palabras clave aparecen con tanta frecuencia que su lectura resulta ridícula. En algunos textos se notaba que ni tenían gato ni lo esperaban tener.

Para saber más, recomiendo preguntarle a ella, que ya le estoy parasitando demasiado las ideas, je, je.
Pero el meollo al que voy es a ese. ¿Puede ser adecuado un texto siguiendo las directrices del buscador y de los plugins de análisis de las entradas?

El programa de análisis te da su visto bueno. Enhorabuena, te dice, tu artículo cumple las características: tiene una adecuada frecuencia de aparición de la palabra clave, sus frases son sencillas, no repites la misma estructura, los subjuntivos funcionan… Pero, ¡ay!, resulta que es una mierda de artículo en el que el usuario no pasará ni dos segundos. ¿Cómo es posible? ¿El buscador está haciendo que le gente pinche sobre tu marca para, no solo decepcionarse con ella, sino que además de decepcionará también con tus potenciales anunciantes?

Caballeros, y damas, mucha subasta, mucho cobro, mucho de todo pero… Me voy a YouTube. Ejem.

Además sucede que, conforme es más sencillo robarle contenido a otro, y conforme hay más gente escribiendo, la calidad y la fiabilidad de lo que se sirve decae. Por más que el buscador prometa que el posicionamiento mejora conforme mejora el contenido de calidad, lo cierto es que es la mayor parte del consumidor realmente interesado puede terminar no llegando donde quiere llegar.
Otro ejemplo. Si buscas posicionar tu web en un sector muy específico, por ejemplo, emprendedoras, puedes descubrir con horror que Google te corrige a emprendedores (así, el masculino o el genérico). Así no hay forma de segmentar. Pero ¡es que Google piensa en inglés, y en ese idioma no hay diferencia de género gramatical!

¿Hay diferencia en castellano? Pues sí, desde que las políticas de ayuda tratan de paliar algunos efectos de injusticia social, como es escapar de los malos tratos o generar una cultura económica. El público es parecido, pero no igual.
Así, que ¿hay que hacer caso de las recomendaciones de los buscadores, los plugins, y los expertos?
Sí, pero no del todo. Vayamos por partes. Los consejillos.

  1. La palabra objetivo. Cumple con ella hasta que el plugin de análisis te de el aprobado, pero ni una palabra más o tu entrada perderá sentido.
  2. Tu texto. No copies, esmérate en tu propio texto. Una cosa se repetir una idea, que ya es malo si no das crédito, y otra “fusilar” como si esto fuera El Rincón del Vago.
  3. Los rumores. ¿Google favorecerá textos más largos? Puede ser. Pero no te sientas obligado a seguir a la máquina como un zombi. Recuerda que si tu texto gusta, la gente lo buscará por breve que sea o largo que parezca. En todo caso, piensa ¿Cuánto es capaz de leer mi público objetivo?
  4. Las subordinadas. A Google no le gustan mucho, pero es porque su “idioma mental” es el inglés. El español es más barroco. Igual te toca pasar de ellas.
  5. Los subjuntivos. Más de lo mismo. Si están bien usados, ni caso. No hace falta escribir como Javier Marías, pero no traiciones tu idioma, que se te vea cómodo.
  6. Los párrafos. A los buscadores les gustan los párrafos más bien cortos. Pero si tu idea es compleja, pasa del asunto.
  7. La frecuencia de publicación. Si tu tema te permite una entrada diaria, adelante. Pero excepto en temas técnicos con una fuerte comunidad innovadora, casi seguro que no sea posible. Piensa que esta es una carrera de fondo. No te puedes quemar. ¿Te vale una entrada por semana, por quincena? A por ello. Las entradas son medios, no fines.
  8. La ortografía. Eso sí, cuídalo. Cuídala mucho.
  9. Los profetas. Hay mucho gurú y mucho profeta que te dirá lo que funciona o la última tendencia de búsqueda. No suelen acertar. Suelen hablar de su experiencia directa, que igual no es la tuya porque ni hablan de tu producto ni saben de tus clientes. Mejor, ensayo error de las que te parezcan interesantes.
  10. La perspectiva. Sí, mantén los oídos abiertos y las antenas desplegadas. Existe el “ruido”, la información inútil, pero las pepitas de oro también están ahí.

Estos son mis consejillos, pero son míos. Son muy generales y poco concretos. Sencillamente porque pienso que la tendencia del Gran Buscador Americano es obligar a su algoritmo a segmentar, y cada sector y cada grupo de clientes es un mundo. Un mundo diferente.