Ya te lo has dicho: quiero ser emprendedor. Por salir adelante, por que me veo capaz, por lo que creas…

¿Por dónde empezar?

Además de los aspectos legales y de la fórmula para tener algo de dinero para empezar, hay más cosas.

Por ejemplo, el Punto Muerto.

Probablemente, el Punto Muerto es el aspecto que resulta más sencillo de comprender ya que se trata de un listado de todos los gastos que se necesitan para realizar la actividad. Despues se compararán con los ingresos que necesitas tener para que la actividad te resulte rentable. Incluso si antes de empezar no se ha hecho, el punto muerto puede ser una forma de mejorar la gestiónde la empresa.

Entendiendo el Punto Muerto

En esencia, es un cuadro que permite al emprendedor responder a tres preguntas. La primera ya está dicha: para estar funcionando ¿Cuánto tengo que gastarme por cada período de tiempo? La segunda, ¿Cuánto tengo que ingresar para cubrir gastos? Y la tercera, que es de alguna forma la madre del cordero ¿Cuántos clientes tengo que tener y cuanto le cobraría a cada uno para cubrir esos gastos?

En caso de ser un prestador de servicios por horas, como por ejemplo los psicólogos ¿Cuántas horas tendría que trabajar al día para cubrir esos gastos? Y eso sabiendo que el tiempo disponible en una jornada es limitado.

Tener en un papel o en un documento electrónico respondidas esas preguntas es fundamental. Si no se han respondido, no empieces todavía tu negocio.

Conviene comenzar de una forma rudimentaria y luego ir puliendo. A mí me gusta el sistema de tomar el borrador en un cuaderno y luego irlo volcando todo en un documento de texto.

La lista de todos los gastos

Así, primero haremos una lista en bruto de todos los gastos que se nos pasen por la cabeza que necesitaremos para comenzar nuestro negocio.

A lo bestia, sin que se nos olvide ninguno ni rechacemos nada por loco que parezca. ¿La electricidad? Adelante. ¿Un seguro de actividad? ¿Por qué no? ¿necesito un ordenador? ¿Caja registradora? ¿Cuenta bancaria con sus inevitables comisiones? ¿Iré en coche en la oficina? ¿Me comeré un bocata en la cafetería de al lado? ¿Mis padres me cobrarán alquiler por meterme en su garaje a montar ordenadores? Todo, todo lo que se te ocurra. Y cuando hayas terminado, repasa o busca que alguien te lo repase ya que es fácil olvidar algo.

Una vez lo tenemos todo, hacemos una tabla intentando agrupar los gastos más relacionados. Esto ayuda a tenerlo todo controlado y reduce el riesgo de alguna omisión.

Por ejemplo, las nóminas y los seguros sociales pueden ir uno detrás de otro en el listado, y los consumos tipo agua, electricidad, gas y demás, consecutivos en el listado.

Si se requieren proveedores de mercancías que repongan el material que necesitamos o vendemos, habrá que contar con ellos.

Así, para una oficina normalita, tendremos algo como esto:

Periodificando

Veremos entonces que algunos de los gastos tienen una periodicidad mensual, como puede ser el teléfono, y otros anual, como puede ser el seguro de Responsabilidad Civil, RC para los amigos. Puede que incluso haya gastos bimensuales.

Bien, es el momento de tomar una decisión ¿Cuál va a ser nuestro período de cálculo? Aunque no sea obligatorio, yo recomiendo que sea mensual. La razón es que muchos de los pagos importantes van a ser mensuales, por ejemplo, la Seguridad Social. Hay otras razones, como son que con un cálculo mensual es más sencillo hacer correcciones en la estrategia a partir de los datos. Además facilita la suma que habrá que hacer después por trimestres o por años.

Importante. Si has decidido medir por gastos mensuales, los gastos que sean anuales deben periodificarse para que puedan sumarse a los del mes.

Ejemplo fácil de periodificación

Por si no me explico, si el servidor del dominio web te sale a 24 euros al año, ya con impuestos (sí, ponlo todo con impuestos), entonces en tu tabla de gastos mensuales deberás poner una línea que sea

A continuación, en el mismo cuaderno de antes haremos un listado de nuestros productos. Los que tengamos en nuestra cartera de productos o servicios:

Si vendemos ropa: pues camisetas, bañadores, etc. Si vendemos comida: hamburguesa grande, hamburguesa mediana, perrito caliente…

No pierdas de vista las particularidades de tu negocio

Puede que nuestro negocio sea otro, por ejemplo, si soy psicólogo clínico y voy a cobrar por sesión de tratamiento, pues a tanto por hora. Lo que hayas decidido que debe costar tu hora de trabajo. Eso lo veremos en alguna entrada futura.

Como vemos hay negocios donde hay una enorme variedad de lo que ofreces y otras en la que no tanto. Por lo general, los profesionales como los fisioterapeutas o los psicólogos calculan su sesión por hora o 45 minutos, y con eso cierran la variedad de posibilidades.

Pero hay otros, como por ejemplo si vendes comida, que puede llevarte a listar una veintena de platos.

Aquí llega un aspecto importante: si tu listado de productos es muy grande, para el punto muerto conviene agruparlos por precio de coste. Es decir, si tienes cuatro pizzas diferentes de diez euros cada una, no las pongas todas. Mejor por “pizza de 10€”.

Por supuesto, se pierde algo de definición ya que hacer una puede que te cueste más euros que hacer la otra. Si una sólo lleva mozzarella y piña y otra anchoas de lujo, hacer cada una puede que te suponga un gasto diferente por unidad, pero lo tendríamos que analizar más adelante, en otro momento y ver si te interesa tenerlas al mismo coste.

A partir de aquí, llega el momento de saber cuantas unidades de producto/servicio hay que vender al mes para llegar a la misma cifra que te salió sumando todos los gastos del mes.

Relacionando precio y punto muerto

En un ejemplo sencillo: Si vendo camisetas, y los gastos de mi tienda de camisetas son 1500€/mes ¿Cuántas camisetas de 15€ tengo que vender para cubrir esos gastos?

Es fácil si sólo tienes camisetas de 15 euretes, y no tanto si tienes de 9€, de 15, de 20€ y de 30€.

En todo caso, al final te saldrá una tabla en la que tendrás analizado que para llegar a esos 1500€ tienes que vender al mes 20 camisetas del precio tal, 12 del precio tal.

Este es sólo un sistema. Hay otro que consiste en sacar la camiseta media. Es decir, arriesgarse a decir: si tengo camisetas de 9 euros y camisetas de 15 euros, la media de camiseta es 12 euros, por lo que al mes tendré que haber vendido por lo menos 125 camisetas.

Este sistema es mejor si la variabilidad de los precios de tus productos es alta y las posibilidades de variación son complejas, como puede ser que suceda si está sujeta a estacionalidad, como las camisetas o los helados.

Si tu producto es sencillo y solo tienes en la carta de tu restaurante dos tipos de tortilla, trata de predecir cuantas te conviene vender de cada tipo.

Una vez tienes estos datos en una estupenda tabla, enhorabuena, ya tienes el punto muerto.

Debería quedar algo parecido a esto, ojo, antes de haber metido los impuestos:

¿Cuanto puedes aguantar si no se logra a la primera

Ahora puedes responder a la pregunta del terror. Con estos gastos ¿Cuánto tiempo puedo aguantar vendiendo muy muy poco?

La pregunta hay que hacérsela, porque es fácil que, al empezar, se venda poco. Realmente muy poco. ¿Dos meses?

Pues entonces, deberás lograr que las ventas sean lo suficientemente altas como para aguantar cuatro, y en ese cuarto mes, alcanzar el punto muerto, momento en el que cada euro que supere la suma de tus gastos, pasa a ser beneficio, sí, beneficio.

Pero no desesperes. Los pelotazos, esos de “abrí la empresa y recibí más pedidos de los que podía asumir” son excepcionales. Y a veces no son buena señal. Pero todo es custión de ir puliendo y de intentarlo.

Veamos un caso de éxito

Por ejemplo ¿conoces BuyVIP? ¿No? Es es porque a esta empresa la compró Amazon por una millonada. La fundó Gustavo García Brusilovsky.

Su sistema era «fácil», establecer contactos con fabricantes y proveedores de productos de lujo que, en un momento dado, se encontraran sin vender y sin distribuir precisamente por ser pocos, o no estar en temporada, o haber sido superados hacía poco por modelos más nuevos.

En su web hacía ofertas muy buenas por estos productos que, en realidad, eran nuevos. Pero al grano. En unas conferencias de ESIC, la escuela de negocios, Gustavo hablaba de sus éxitos. La frase que siempre intento tener en cuenta es: antes de tener éxito con esta empresa, hundí cinco parecidas. No puedo citar la frase entre comillas porque mi memoria es mala, e igual dijo fracasé, o fueron sólo dos las empresas iniciales.

El caso es que, como emprendedor, fue puliendo su sistema hasta tener éxito. Y sí que lo tuvo.

¿Animada? Estupendo. Recuarda que nos encontrarás AQUÍ.